lunes, 30 de agosto de 2010

Vivimos por ti y tu vives en nosotros


SIEMPRE ETERNA


Quería tener un pequeño momento de homenaje a una mujer anónima dentro de la sociedad. Sin famas, ni notoriedad. El mundo sigue girando, pero en cierto modo para mí, ese mundo se ha quedado parado. Esa mujer, no es cualquiera para mí, es mi madre, es la mujer que me dio la vida en este mundo. Una mujer buena, sencilla, siempre dispuesta a una sonrisa, a un hombro sobre el cual compartir mis problemas y a dar ese aliento de fuerza cuando estas flaqueaban. Esta mujer para quien no lo sepa, es una luchadora, porque supo sufrir, pero sobre todo, supo saberse levantar en las adversidades y encarar los problemas de la vida de frente. Valiente y tenaz, que la convierten en una campeona. Siempre nos ha enseñado a todos las ganas de vivir, de vivir y disfrutar la vida.
No has pasado inadvertida por esta vida, has sembrado tantas cosas buenas y todas han germinado en un cariño y un amor inmenso de todos los que te rodeamos. Has dejado muchas cosas buenas aquí, pero te has llevado otras tantas.
Desde mi nacimiento, me distes alimento, cobijo, atención personalizada, una mano en mis primeros pasos, una educación sobre la cual cimentar mi futuro como persona, consejos, apoyos, espíritu de lucha, de sacrificio, la importancia de obtener las cosas que quieres con fuerza, ilusión,…Y por todo ello, sólo tengo palabras de agradecimiento.
Sé que nos puedes ver, que nos puedes sentir en este momento, que tu paz y felicidad es inmensa, pues has conocido más si cabe, el cariño de tus hijos, de tu marido, de familiares y amigos. La tristeza se ha adueñado de nuestros corazones, no tenemos consuelo alguno, pues decirte adiós es tan duro.
Pero yo he percibido que te encuentras bien, que desde tu gran trozo de cielo que te corresponde nos observas, que sigues con nosotros, que en nuestro corazón y recuerdo aparece tu nombre con mayúsculas. Que lloramos y sonreímos viendo tus fotos y pensamos mucho en ti.
Ojala pudiera darte toda la vida que me distes.
Si pudiera encontrar fuerzas para decirte lo que me haces sentir,lo que me has enseñado en tantos años,el amor que me has entregado en toda mi existencia,el recuerdo dulce que siempre me dejaban tus abrazos que tanto necesito,ojalá pudiera cambiarlo todo ...Durante este tiempo mi fuerza fue mi bandera, la esperanza mi escudo y en mi cabeza solo había unas palabras: ilusión en tu lucha. Acompañando todos tus malos momentos, como los buenos que habíamos vivido.
Sabes que te quiero.
Sabes que te adoro,Sabes que por encima de todo:¡¡¡¡ Te amo!!!!
Todos te amamos.
No es una despedida, pues tú seguirás acompañando nuestras vidas, emocionándote por nuestras alegrías y sufriendo por nuestros problemas. Y cuando termine nuestro tiempo aquí también, el miedo nunca nos abordará, pues volveremos a encontramos la dulzura de tu alma y ya nada podrá separarnos.
Tus hijos vivimos por ti y tú vives en nosotros. En nuestro recuerdo y en nuestros corazones eres eterna.
Sólo decirte mama: ¡Gracias por seguir con nosotros!